El Perchel

 

El Perchel no es hoy una aproximación de lo que fue. En pie todavía algunas de sus antiguas casas y calles como las de Ancha del Carmen, Peregrinos, Angosta del Carmen, Huerto de la Madera, Eslava, Salitre o Cuarteles, se echan de menos antiguas algarabías, rumores y músicas urbanas que nos recuerdan la antigua plaza de Ortigosa o de San Pedro y Mamely, de las calles Esquilache, Cerezuela, Istúriz, Matadero Viejo, La Puente, Zúñiga, San Jacinto, Santa Rosa, Cerrojo, Huerta del Obispo, etc. En las que un abigarrado y concurrido friso humano hecho a todas las vicisitudes y carestías aprendió que ser perchelero lo era a costa de la propia persona, pues defender tal peculiaridad ciudadana de origen acarreaba no pocas dificultades para integrarse en la población intramuros.

Esta es la razón por la cual las gentes del Perchel, más tarde ocurriría lo mismo con las de la Trinidad, a medida que ambos barrios acabaran por unirse a través del «Llano», tuvieron que desarrollar un sistema de vida siempre a la defensiva en relación con los ciudadanos abrigados por las murallas árabes.Precisamente si Cervantes menciona los Percheles en su «Don Quijote», es por la circunstancia de que ya en el siglo XV era la zona de un muestrario tipológico de la picaresca másque un retablo diseñado por convencionalistas usos urbanos.

En el Perchel se tejió la vieja institución del chulo de barrio, del amo de la calle o del «guapo», sin cuyo consentimiento difícilmente se podía realizar ninguna iniciativa particular o colectiva.

Fuentes:

http://www.malagahistoria.com/malagahistoria/barrios/perchel.html